12 de marzo de 2010

La fábula de los monos, manguerazos y hostias



Hace unos años un compañero me contó una fábula que me resultó muy interesante, y quería compartirla con vosotros.

Érase una vez 12 monos encerrados en una jaula. Un día, un cuidador les tiró unos plátanos, y los monos fueron corriendo a por ellos como locos. Antes de que llegaran, los cuidadores, que eran unos graciosillos armados con mangueras de agua a presión, les dispersaron a manguerazos.

La misma escena se repetió día tras día durante un mes. Al final de ese mes, 10 de esos monos ya sabían que "correr a por los plátanos -> manguerazo". Pero otros dos no estaban tan espabilados, así que el siguiente día que los cuidadores echaron las bananas, cuando hicieron el amago de correr a por ellas, los otros 10 les pegaron una paliza para que aprendieran.

Unos días más tarde los 12 monos ya habían aprendido que no había que correr a por los plátanos si querías evitar el chapuzón o las represalias de tus compañeros.

Una semana más tarde los cuidadores sacaron al mono más antiguo, y metieron uno nuevo, que por supuesto no tenía ni idea del asunto.

Cuando los cuidadores volvieron a tirar los plátanos, el nuevo intentó ir como loco a por ellos, pero antes de que se diera cuenta estaba rodeado por otros 11 monos furiosos dándole palos.

A la semana ya había recibido suficientes palizas como para asociar "correr a por los plátanos -> paliza". Por supuesto, nadie se molestó en explicarle que la paliza tenía una razón educativa.

El mes siguiente la escena se repitió: los cuidadores cambiaron al mono más antiguo por uno nuevo, que invariablemente corrió a por los plátanos, y que a fuerza de palizas aprendió que "correr a por los plátanos -> paliza".

La escena se repitió mes a mes, y al final de ese año todos los monos que ocupaban la jaula sabían que "correr a por los plátanos -> paliza", pero ninguno de ellos sabía por qué tenían que pegarla.


El compañero que me contó la historia acabó con un:

¡Y esto es la cultura corporativa!


¿Qué moralejas sacáis de la historia?

PD: Dom**** (nombre censurado por si el compañero de la fábula quiere mantener el anonimato), que sé que lees mi blog, ¡manifiéstate!

Foto cortesía de Guate360.com. Más fotos de Guatemala por Guate360.com.

4 comentarios:

DVERA dijo...

Me sabía yo esa historia, pero no se me había ocurrido relacionarla con el comportamiento corporativo... sino más bien con "Porqué no hay que hablar nunca con los puertas de discoteca" :-D FELIZ VIERNES A TODOS!!

Zendir dijo...

Si es que somos muuu borregos.

Muy buena la historia y cojonuda tu censura. ¿Cuántos nombres de persona hay de 7 letras que empiecen por Dom?

;)

Gux dijo...

@DVera, tu conclusión es mejor! :D, cuantos manguerazos se habrán llevado?

@Zendir, no es ese, no ;-)

Nat dijo...

Eh... Alguien te contaría esa historia pero yo te inspiré el post hablando (más bien desvariando) sobre la Constitución de USA ¿No me merezco una mención?

Nah... No te preocupes. Era por comentar algo. xD